La Asociación Nacional de Periodistas del Perú cumple este
21 de julio 84 años de imbatible acción institucional. Y lo hace de manera
ininterrumpida sin asomo de fatiga ni tregua en su irrenunciable lucha en
defensa de los derechos sociales y económicos de los trabajadores de la prensa y
de la libertad de información, como derecho del pueblo soberano.
En ese andar épico, sustentado en los valores de
solidaridad, subsidiaridad e integralidad, día a día sigue protagonizando las
mejores páginas de la historia institucional del gremio peruano, enfrentando las
contradicciones de una sociedad convulsionada, en donde, por un lado, la
protesta social se deja sentir dentro de un proceso encaminado hacia la
democracia participativa, que demanda cambios y una administración transparente
en el manejo del bien común y que, al mismo tiempo, se siente remecida por la
conducta perversa de la intolerancia, de la prepotencia y de la corrupción, que
promueven quienes no aceptan la presencia fiscalizadora de una profesión al
servicio de la salud moral de la nación.
La ANP ha dicho y lo reitera: la peor opinión es el
silencio. No acepta, por eso, las maniobras solapadas de quienes pugnan por una
cultura del secretismo, política que solamente sirve para que la ciudadanía
mayoritaria no acceda a la información de interés público, necesaria para
conocer la problemática nacional. Contra esa cultura, que contradice el sentido
de una vida en democracia, está la ANP. Por eso, y por otras razones que se
sustentan en la doctrina del Derecho internacional, reiteramos ante los Poderes
del Estado y, de manera especial, al Poder Legislativo, nuestra demanda para que
se despenalicen los llamados delitos de prensa. Existe una errada interpretación
jurídica que hay que superar, tal como lo han hecho ya otros países del
continente. No es posible que a vista y paciencia de quienes tienen la
obligación de cautelar el derecho del pueblo a la información, se siga
amedrentando y amenazando con penalidades punitivas a quienes, en una sociedad
marcada por la corrupción y el crimen, están en el deber ineludible de informar
con la verdad.
Por eso, nuestro gremio, persiste en marcar la diferencia.
No se queda en la protesta ni se colude con el amarillaje ni el mercantilismo,
que se postran de rodillas ante la hipocresía de quienes tienen poder económico
o político. Aquellos que hacen de la simulación el medio para mostrar lo que
desean de acuerdo a sus intereses, y del disimulo, para ocultar lo que debería
darse a conocer ante una nación que requiere estar bien informada y, de esa
manera, participar activamente en el debate propio de una auténtica democracia.
No debe olvidarse que la democracia peligra si sólo se oye la voz de los
poderosos.
Esta situación, a juicio de la ANP, debe llegar a su fin.
Por tal razón, y acatando el mandato de la historia, dará comienzo a la brevedad
posible a un programa de desarrollo ciudadano, que permita abrir nuevos espacios
de debate público sobre asuntos de interés nacional. La experiencia de la
Cátedra Itinerante que venimos desarrollando, desde años, a lo largo y ancho del
territorio nacional, nos conduce ahora, y con urgencia, a la implementación de
una universidad virtual, a la que tendrán acceso todos los periodistas, así como
los ciudadanos interesados en fortalecer y practicar los valores de la vida en
democracia. La ANP comparte la convicción que la primera de las libertades es la
de la mente. El fin supremo de la educación debe ser la de lograr que los
ciudadanos piensen por sí mismos.
Fiel a ese postulado, la ANP rinde en esta fecha su
sentido homenaje a los inolvidables compañeros que la fundaron, le dieron
doctrina y trazaron el camino orientador, a quienes ayer entregaron hasta la
vida en aras de un periodismo comprometido con las causas más nobles de la
patria y, por supuesto, a aquellos que hoy en día, amenazados, querellados,
agraviados física y moralmente, prosiguen en la hermosa y ejemplar tarea de
practicar un periodismo, que tiene mucho de apostolado y sacrificio por su
mensaje social.
Del mismo modo y señalando el rumbo que debe seguir toda
organización que se hace respetar por la legitimidad de sus actos y la
representatividad nacional de auténticos periodistas, la ANP hace uso de su
derecho a la propuesta, del deber de contribuir con ideas para la construcción
de una colectividad que conviva con el máximo de libertad, espíritu crítico y
creativo, donde no tenga lugar la marginación ni la discriminación, con aportes
que permitan abordar con verdadero amor al Perú, la problemática compleja,
desafiante que vivimos. No hay razón valedera para que alguien se considere
dueño único de la verdad o el administrador de recetas mágicas e
infalibles.
En esa convicción, y en su 84 aniversario, la ANP formula
un llamado a todos los pueblos del territorio nacional, para que hagan uso de la
palabra sana y abierta y con ella prospere el diálogo capaz de convertirse en el
medio que garantice la primacía de lo humano, primacía que está inseparablemente
ligada a lo social, a lo político, al desarrollo integral de la persona humana,
en especial de quienes sufren todavía la exclusión de una sociedad sin justicia
social y sin solidaridad.
Roberto Mejía Alarcón
Presidente ANP
Zuliana Lainez Otero
Secretaria General ANP
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