A 3750 metros de
altura, en la Cordillera de los Andes y a 176 kilómetros al noreste de la
capital de Perú, la gente está condenada a muerte antes de los 40 años de edad.
Allí se ubica la ciudad de La Oroya, capital de la provincia de Yauli, en
Junín, de clima frío y lluvioso, con temperaturas que descienden hasta los 0
grados centígrados.
Así refiere una publicación del diario Correo, en su
reciente edición del domingo 16 de agosto. Esta realidad en Huaral no llena de
escalofríos y profunda preocupación, debido a que la tan mentada procesadora de
minerales Río Seco, que opera en esta jurisdicción podría convertir nuestra
tierra agrícola en espacios de contaminación y algo similar a lo que ocurre hoy
en la Oroya.
Río Seco inició su
trabajo con la promesa de producir Sulfato de Manganeso, una alternativa para
el uso agrícola, pero al parecer el gran pretexto se empieza a desenmascarar y
a mostrar el objetivo inicial, debido a que está sería la nueva Oroya de los
próximos años en nuestro País.
La Oroya cuenta con más de 35 mil habitantes y, según un
informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), la población
“ha estado expuesta a altos niveles de contaminación del aire debido a las
emisiones tóxicas del complejo, que incluyen plomo, cadmio, arsénico y dióxido
de azufre”.
El mismo informe revela que, a mediados del 2000, La Oroya
fue identificada como una de las 10 ciudades más contaminadas del mundo.
Según la ONG Vida, se estableció valores superiores a los
2000 mg/kg de plomo en algunas casas, pero el valor estándar nacional es de 140
mg/kg, es decir 10 veces más el valor considerable permisible.
Y es que en los alrededores de la ciudad operan grandes
compañías mineras como Chinalco, Volcán y Casapalca.
Pero es en el complejo metalúrgico de La Oroya que se
encarga de transformar el mineral polimetálico -típico de los Andes centrales
peruanos- en diez metales (cobre, zinc, plata, plomo, indio, bismuto, oro,
selenio, telurio y antimonio) que la contaminación se elevó a niveles insospechables.
Tanto así que colocaron a La Oroya en el puesto 5 de las ciudades más
contaminadas del planeta.
SANGRE CONTAMINADA. Investigaciones independientes
realizadas en el lugar revelaron que el 97% de los niños y niñas de entre 6
meses y 6 años, y el 98% de los infantes que tienen de 7 a 12 años, presentan
niveles elevados de plomo en la sangre.
Es más, existe un estudio realizado por pediatras de un
centro de salud que demostró que hasta los recién nacidos llegaban al mundo con
preocupantes niveles de plomo en la sangre.
También es causante de la pérdida de memoria, problemas de
crecimiento, mal aprendizaje. Todo esto provoca que la esperanza de vida sea de
tan solo 40 años.
El alcalde de Yauli-La Oroya, Carlos Arredondo, reconoció
que “en su momento había niños que tenían plomo en la sangre”.
“No se puede negar este hecho, desde que comenzó a operar
Doe Run Perú, en 1997, se presentó esta situación y se dio hasta antes de
2000”, añadió.
Recordó que en la ciudad, conocida como la Capital Metalúrgica
del Perú, no se podía respirar. “Se sentía el aire pesado. Se sentía gas”,
dijo.
Luego, según el funcionario edil, se comenzó a hacer la
limpieza de plomo en la sangre de los niños con programas ambientales
ejecutados por el gobierno central y la empresa Doe Run.
“A la fecha no conocemos de ningún caso (de envenenamiento),
la calidad del aire mejoró, ahora se puede respirar y se puede decir que los
niños no nacen con plomo en la sangre y no hay de estos casos en los últimos
años”, aseguró.
Pero este problema se presenta con la llegada de la minería
a la zona en el siglo XIX y el “boom minero” que empezó con fuerza en el siglo
XX.
Si bien en La Oroya se tomaron medidas para disminuir la
contaminación, varios estudios afirman que el plomo permanecerá en esta ciudad
durante siglos.
Aun así, la población de la zona anhela que el complejo
metalúrgico opere nuevamente porque hoy por hoy es su principal actividad
económica.
Casa de metal. La ciudad fue construida y creció alrededor
del complejo metalúrgico que se estableció ya en 1922. Desde entonces hay
contaminación (Agencia la Lupa)
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