Luis Galarreta Velarde por su militancia partidaria y la
función que le corresponde como presidente del Congreso de la República, forma
parte, a no dudar, de la clase política. Lamentablemente acaba de ratificar con
una desatinada amenaza al periodismo que no está de acuerdo con su gestión
pública, que es un político sin clase.
Para la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, el
hecho de agraviar y, al mismo tiempo, intimidar a la prensa que lo critica o
que le formula preguntas sobre asuntos de interés público, con la aprobación de
una ley que le impida acceder a la publicidad estatal, así lo demuestra. Su
bravata revela que ignora el rol que cumplen los medios de comunicación social,
sobre todo cuando se trata de un supuesto mal uso de los dineros del Estado.
Esta no es la primera que Galarreta Velarde pone de
manifiesto la precariedad de su formación política y aunque sus colegas de
partido pretendan defenderlo, señalando que no se trata de una amenaza, lo
cierto es que dicho personaje no llega a comprender que en estos tiempos de
crisis moral que atraviesa el país, corresponde a los funcionarios públicos,
entre ellos a los legisladores, impulsar el derecho a la libertad de expresión y
fomentar la paz y el desarrollo sostenible a través de la libertad, el
pluralismo y la independencia de los medios de comunicación. No cumplir con ese
deber democrático, significa retornar a la época en que hubo medios que
vendieron su linea editorial por un plato de lentejas. Así lo interpreta la
Asociación Nacional de Periodistas del Perú, con un recorrido de noventa años
de trayectoria gremial, bajo el lema “la información es un derecho del pueblo”.
Lima, 22 de mayo 2018
Comité Ejecutivo Nacional
Foto: Internet/Medios
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