El 1 de Octubre, fecha en que recordamos
nuestra efemérides gremial, nos lleva a preguntar: ¿Qué significa ser
periodista en estos tiempos? Para Gabriel García Márquez es una pasión
insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación
descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede
imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la
vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el
pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la
demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté
dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan
incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como
si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras
no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.
Así, con declaración que brota de
lo más hondo de nuestros sentimientos, tenemos que agregar que la labor
del periodista siempre ha sido compleja y peligrosa. Desde muy antigua
data y que, ahora, es más arriesgada, como consecuencia de la
transformación violenta y vertiginosa que vive la sociedad global y en
donde la nuestra no está exenta de ello. Sin embargo, también son
valores y principios que nos alientan a proclamar, con la mayor de las
elocuencias, que ser peruano es un orgullo y ser periodista es un honor.
No hemos olvidado que esta tarea que no conoce de pausas ni fatigas,
recoge ideas, sentimientos, pasiones, crímenes o virtudes, en suma, esos
mil hechos dispersos, esos mil latidos, de cuyo conjunto brota lo que
se llama la opinión pública; y de una manera más o menos perfecta,
fundidos todos ellos, en las letras de molde, les da salida para que
vayan a todas partes y por todas partes se extiendan. Ese es nuestro
compromiso.
Ubicados en el terreno de los hechos
reales, quienes constituimos esta formidable fuerza institucional que es
la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) somos conscientes
que nuestro gremio tiene un compromiso ineludible con el destino patrio.
La nación nos convoca y deposita su confianza para que prosigamos
informando con la verdad. Ello hará posible, más temprano que tarde, el
tránsito hacia una sociedad futura, donde la utopía deje de ser tal y
los cambios que se han venido omitiendo, descuidando o impidiendo, se
hagan realidad y a cabalidad. Tal como anhela nuestro pueblo, de manera
especial aquel que está olvidado, excluido o no contactado.
Estas reflexiones vienen a propósito del
"Día del Periodista", que cada 1 de octubre desde la década de los
cincuenta del reciente siglo pasado, recuerda el país en homenaje a la
edición del primer cotidiano de América Latina que, bajo el logotipo
"Diario de Lima", en 1790, puso en circulación Jaime Bausate y Meza,
seudónimo surgido de la inventiva de Francisco Antonio Cabellos y Meza,
con entusiasmo, vocación y sufrimiento. Ese logro histórico ha
trascendido con el paso de los años y cada vez se comprende mejor porqué
Raúl Porras Barrenechea, el ilustre maestro sanmarquino, historiador y
hombre de letras, sentenció respecto al significado de la publicación
que vino a cambiar definitivamente las costumbres coloniales, que en ese
entonces vivía en base a los rumores de "chismógrafos profesionales" y
murmuradoras de nacimiento, que se encargaban de transmitir
desinteresadamente noticias entretenidas y escandalosas.
Si otrora Bausate y Meza pasó por las
más duras penurias políticas y financieras para sacar adelante su
periódico, a tal extremo que su hogar ubicado en la calle Las Campanas,
en el distrito del Rímac, cruzando el Puente de Piedra, fue al mismo
tiempo redacción, taller y administración, hoy no se puede decir lo
contrario. Hacer periodismo, sobre todo más allá de las fronteras de la
gran capital, en las provincias peruanas, es una obra de titanes, con
frecuencia incomprendida y sometida a las pruebas más riesgosas y a los
atropellos más incalificables. Razón tuvo aquel que expuso que "a fuerza
de cuántas amarguras, de cuántos estériles tanteos y de cuántas
renunciaciones ignoradas se ha ido labrando esta profesión que no tiene
otra finalidad que la de desvivirse a toda hora y en cada circunstancia
para saciar la inextinguible y muy justa curiosidad del público".
Es que así es la profesión. El hombre es
el lobo del hombre. Y, sin embargo, pese a quien le pese, en la
actualidad, los periodistas se han constituido en fuentes de consulta
obligada para las grandes decisiones. Las posibilidades de introducir
cambios depende esencialmente de la decisión y el sentido de
responsabilidad de la dirigencia del país. La población tiene buenas
razones para exigir que la misma se haga cargo de su responsabilidad.
Unos y otros, sin embargo, encuentran en el periodismo libre,
democrático, abierto a todas las ideas, el sustento de lo que se tiene,
se puede y se debe hacer. El periodismo posee ese gran poder social. El
poder es la posibilidad de intervenir para influir y actuar sobre la
realidad social. La política delinea las pautas de la convivencia social
y soluciona los conflictos que puedan acontecer. Pero el periodismo al
transmitir noticias, criticar y evaluar ideas y conductas, también
ejerce influencia política.
Allí está la esencia de su obra
informativa. El periodismo en sencillas palabras es el bastión
formidable de un pueblo cargado de civismo y anhelos de justicia,
libertad y progreso. En la Asociación Nacional de Periodistas del Perú
así lo entendemos, convencidos que lo social que es lo humano, es la
clave central en la agenda de toda problemática política, económica,
ética y cultural del desarrollo de nuestra patria. Por eso, unir todas
las fuerzas, unir todas las voluntades para ese logro, es el mejor
homenaje a los periodistas caídos en cumplimiento de su deber, la
ofrenda más preciada para quienes soportan con estoicismo los abusos de
quienes quieren silenciarlos, el aliento para aquellos que en todos los
rincones del territorio nacional hacen periodismo, sabiendo que están
cumpliendo una misión enteramente social.
¡Viva el Día del Periodista! ¡Honor y gloria a nuestros mártires! ¡Compromiso y deber consecuente con el pueblo trabajador!1 de Octubre, ANP 2014
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
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